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REPRESTIGIAR LA POLÍTICA
21 junio, 2019

Tras la Cuenta Pública, los resultados de la última CEP y los cambios en el gabinete, comenzó un segundo tiempo del Gobierno que da continuidad a la siguiente etapa de su gestión. Lo hace en medio de un ambiente político complejo, con los reclamos de la UDI por lo que consideraron un “ajuste” que generó desequilibrios en el sector; marcado por la segunda movilización de los profesores –a la que ahora se sumaron las funcionarias de jardines infantiles- y la huelga en Chuquicamata. Con un clima que amenaza con aumentar la incertidumbre empresarial y con un Ejecutivo con dificultades para retomar las riendas de la agenda. En el escenario descrito, y a solo un año y medio de Gobierno, la amenaza del temido “pato cojo”, ronda la Moneda.
Todo esto, en el contexto de una oposición que permanece sin conducta ni capacidad de reacción estratégica ni táctica en torno a un cuadro que avanza a pasos agigantados hacia los temidos escenarios electorales, que someterán a una prueba sustantiva a todos quienes quieren representar a las grandes mayorías. El escaso nivel de interés de las personas por la política y sus instituciones, retratado por la CEP, se transforma ahora en el gran reto para toda la clase política para este próximo período.

Tras los lapidarios resultados de la última encuesta CEP, el Presidente Piñera parece decidido a poner el énfasis en el fortalecimiento de una agenda económica ambiciosa, pro crecimiento, inversión y empleo, que pueda significar un vuelco en la mala evaluación recibida, en un área principal para la credibilidad de la centro-derecha y donde se generaron las mayores expectativas. Así, se esperaría dar un giro en la mala percepción ciudadana sobre la efectividad de la actual Administración. Con una segunda edición de una dupla probada en las Carteras de Hacienda y Economía, a la que se suma en OOPP un nombre reconocido por su capacidad ejecutiva y contactos con el mundo empresarial como Alfredo Moreno, y con un plan de obras públicas e infraestructura que involucra millonarias cifras, más un plan importante de expansión en el sector energético y de transportes, el Gobierno toma la iniciativa para revertir la desaceleración, ante un desafectado y crecientemente crítico empresariado, que espera a buen resguardo las repercusiones en Chile de la guerra comercial entre EEUU y China, así como el curso que tomen reformas emblemáticas, como la Tributaria, hasta ahora entrabada en apenas sus trámites iniciales.
No obstante, hay consenso en que el problema hoy es político.


Clave 1: Con la ratificación de su equipo político, el Gobierno no proyecta tener en perspectiva un giro en su estrategia. Sin cambios en la conducción política ni en el discurso, el Ejecutivo parece determinado a insistir en una fórmula evidentemente poco rentable: por un lado llama al diálogo para construir acuerdos, no obstante por otro, se deja planteado desde la entrada que no se está disponible para hacer cambios. Así sucede con la Integración en la Reforma Tributaria y, ahora, con las indicaciones ingresadas sobre el denominado Ente Público para la Reforma de Pensiones, las que ocasionaron nuevos conflictos con la DC, tienda fundamental con cuyos votos el Ejecutivo espera destrabar la iniciativa, que tiene suma urgencia para su discusión.


Clave 2: El gran desafío de todas las instituciones políticas, es recuperar confianzas y re prestigiar la acción pública. Por eso, para una ciudadanía harta de una clase política que solo se mira a sí misma y aparece como incapaz de representar sus reales preocupaciones -como lo indican los datos-, fue un mal comienzo para este segundo aire del gobierno, el descontento público de la UDI por lo que estimó como su mermada representación en el nuevo gabinete. Tampoco resultó razonable que una nueva autoridad, como el Ministro Mañalich, asumiera con el Parlamento gestos confrontacionales que en nada contribuyen a disminuir la polarización ni menos a generar un clima que ayude a reinstalar un ambiente de mayor receptividad hacia las iniciativas gubernamentales. Tratar de “ignorantes” a los parlamentarios de oposición que piden mayor financiamiento para la Ley Nacional del Cáncer (aun cuando se haya disculpado posteriormente), no anuncia un cambio en el discurso, ni un esfuerzo por guardar las formas tan necesarias para recomponer las dinámicas de diálogo. Si pensamos que es el Ejecutivo el llamado a liderar los procesos, resulta fundamental un giro en este estilo. En esa misma dirección, culpar al gobierno anterior de los magros resultados tampoco tiene, a estas alturas, sentido, no resulta creíble ni mucho menos eficaz para acercar posiciones.


Clave 3: La grave crisis que enfrenta el Partido Socialista a raíz de sus elecciones internas, es un dramático llamado de atención en relación a la incapacidad que exhiben hoy todos los partidos de conectarse en términos reales con un país cuya ciudadanía tiende, cada vez más, a liberarse de las señales y discursos de entidades que aparecen desconectadas de lo que la gente busca y espera de la política y del Estado. El espectáculo entregado por el Partido Socialista en su última elección interna y la posible vinculación de militantes de la comuna de San Ramón con el narcotráfico debiera ser preocupación de todos. Hoy, nadie está en posición de sacar cuentas alegres con el mal de los otros, pues ya es hora de comprender que el daño es general y abarca a toda la clase política. Este es un dato más de una oposición que continúa sin encontrar un camino. Entrampada en definiciones internas y en un accionar público carente de iniciativa y de proyecto, más bien circunscrito a reaccionar a las propuestas del Ejecutivo, tampoco parece estar aquilatando como se debilita la democracia con todo esto. Ante la ausencia de un proyecto colectivo convocante, no es de extrañar el asentamiento de una sociedad cada vez más individualista, convencida de que cada quien puede y debe determinar su propio futuro.


Clave 4: La prevención temprana de posibles conflictos por parte del Gobierno resulta de la mayor importancia en esta etapa, pues un ambiente de desorden y descontrol en las calles no ayuda a restaurar la confianza en la efectividad del Ejecutivo. Las movilizaciones masivas por una Educación Pública gratuita y de calidad durante su primer mandato aún deben permanecer en la memoria de Sebastián Piñera, pues marcaron el declive irreversible de su gobierno y entregaron una sólida bandera de lucha a la oposición de entonces. Ahora, entre las demandas de los profesores en paro está la reposición de las asignaturas de Historia y Educación Física en el currículo obligatorio para terceros y cuartos medios. Se sumó, por estos días, el CRUCH a esta posición. Cabe preguntarse, entonces, si vale la pena insistir en una controvertida medida de la cual el actual Gobierno no es más que el que implementa o si, en las actuales circunstancias, resulta mejor concentrar los esfuerzos en las iniciativas propias.


Clave 5: Se ha llegado a un punto en que urge un gran acuerdo en torno a la calidad de la política y de la democracia que se requiere en el país. Ese debiera ser el punto de inflexión de este segundo tiempo. No parece suficiente el encargo del Presidente al Ministro del Interior para coordinar algunas reuniones por la restitución de la confianza en las instituciones. Sin duda, tenemos un problema mayor, de muy difícil solución y no de corto plazo. Quien lo lidere debiera tener la legitimidad y capacidad necesaria para interpelar a todos los sectores tras este objetivo superior que traspasará los tiempos de una Administración. Se trata de una tarea que parece indelegable e ineludible para el propio Jefe de Gobierno. Sin un liderazgo que dé conducción a este proceso fundamental, los niveles de participación electoral continuará disminuyendo y los vacíos de poder, dando espacio al surgimiento de un populismo de soluciones rápidas y fáciles que, a poco andar, generan un daño tal vez irreparable a nuestro sistema democrático.

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