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“Si Tohá no gana, es muy difícil que el candidato de la centroizquierda pase a segunda vuelta”

  • comunicacionestrat6
  • hace 12 minutos
  • 7 Min. de lectura

8 de junio 2025. El Mercurio


Asegura que quien tiene mayor chance de ser la nueva presidenta de Chile es Evelyn Matthei, de quien cree que equivoca su estrategia al competir por el voto más hacia la derecha; dice que nota 'nerviosismo' en el Gobierno por su legado, y evalúa la biografía no autorizada que lo volvió a poner, durante las últimas semanas, en el debate público.


A Enrique Correa se le suele identificar con el poder discreto, con la influencia entre bambalinas, con el lobby. Algo que de cierta forma él mismo confirma al reconocer que, a través de la empresa que dirige, Imaginaccion, ha gestionado más de 700 crisis en las últimas décadas —desde conflictos empresariales hasta escándalos políticos de alto calibre.


Exministro vocero de Aylwin, figura clave en la Transición y asesor de varias de las empresas más poderosas del país, Correa ha sido al mismo tiempo un estratega y un símbolo de una forma de hacer política que muchos han discutido durante los últimos años.


Pese a haberse alejado de los reflectores y de la primera línea política hace ya varias décadas, ha vuelto a estar en el juicio público por la publicación del libro 'Enrique Correa, una biografía sobre el poder', de los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega, que a solo un par de semanas de su lanzamiento ya figura entre los títulos de no ficción más vendidos. A ese retrato periodístico se sumará, a fines de este mes, su propia versión de muchos de los principales hechos en los que estuvo involucrado durante 'los 30 años', un período que no solo no rehúye, sino que abiertamente reivindica. En esta conversación aborda su trayectoria, las primarias del oficialismo, la figura de la candidata que apoya, Carolina Tohá, las tensiones en la izquierda y el relato sobre su propia vida, que vuelve a estar en el debate político.


—¿Cuáles son a su juicio las claves de la carrera presidencial?


—Yo considero que la candidata que tiene mayor opción de ser presidenta de Chile es Evelyn Matthei, por una razón, naturalmente no de mi preferencia, pero por una razón evidente: que pese a todos los avatares, a los problemas, a las caídas, a los errores, a las críticas, a las polémicas innecesarias, sigue en pole position.


Cuando alguien invariablemente está en primera posición, es muy probable que eso termine siendo así.


Sin embargo, no las tiene todas consigo porque su principal orientación debería ser ir a la conquista del centro. Sobre todo, porque al frente va a tener una contrincante que va a tener más dificultades de llegar al centro que ella. Pero yo no observo que esa sea su orientación, que es competir en un mano a mano cotidiano por quién es más duro, más intransigente, por quién incluso a veces es más expresivo en contra del Gobierno (…) Entonces, mi opinión es que ese es un enfoque equivocado.


—Sin embargo, si se suman todas las preferencias por los candidatos de derecha, en muchas encuestas aparecen con más del 50%...


—Por el momento, la batalla por la Presidencia de la República parece totalmente concentrada en la derecha. Sin embargo, la escena no está completa porque no ha terminado la primaria, porque estas han demostrado ser un muy buen lugar de posicionamiento para la futura candidatura.


Si la primaria terminara con el triunfo de Carolina Tohá, que es la candidata que más puede capturar la imaginación, el entusiasmo, una renovación de la fe en el centro político que votó históricamente por la Concertación, efectivamente podría dar una batalla interesante por llegar a la segunda vuelta.


—¿De qué depende que eso ocurra?


—De la cantidad de votantes. Y por eso creo que su discurso está bien orientado, de hablarle al país, a los sectores moderados, entusiasmarlos para que vayan a votar a la primaria. Y, por el contrario, no está discutiendo —como parece estar haciendo Matthei— con sus socios, de izquierda. Esa no es una batalla que pueda ganar Carolina.


Yo creo que ella es la única candidata de la coalición de centroizquierda que podría dar esa batalla. Tengo la impresión de que, con todo lo buenos candidatos que pueden ser, y capaces en muchos terrenos, si llega alguien que no sea Carolina Tohá a la papeleta, es muy difícil pasar a segunda vuelta.


—¿Cree que si no gana Tohá, la segunda vuelta sería Matthei versus Kast?


—Si Carolina gana la primaria, es la única que tiene una alta posibilidad de pasar a la segunda vuelta. Eso es lo que digo. Si ella no gana, es muy difícil que el candidato de la centroizquierda pase a segunda vuelta. Y en ese caso, naturalmente, como las encuestas dicen, podría haber un escenario muy complejo electoralmente para la centroizquierda y habría una segunda vuelta entre Matthei y Kast.


—¿Usted está apoyando la candidatura de Tohá activamente?


—Digamos que voy a votar por Carolina Tohá.


—¿Pero está trabajando dentro del comando o la está asesorando? Porque eso se comenta...


—No, tampoco. No juego ningún papel en la campaña de Carolina Tohá. Voy a votar por ella y le deseo lo mejor.


'No hay tanto legado que dejar'


—¿No le parece paradójico que de alguna forma el Gobierno, que llegó con una promesa transformadora, ahora que va de salida destaque como uno de sus principales logros la estabilización del país?


—Naturalmente. Yo diría que este discurso, aprovechando su pregunta, es una declaración explícita de que el Gobierno sale con un programa distinto del con el que entró a gobernar. La prueba empírica es en seguridad (…), en crecimiento. Leyendo el discurso del Presidente, como todos los presidentes descubren cuando llegan a gobernar, (se dio cuenta) que puede gobernar en la medida de lo posible. A esto, naturalmente los críticos de la frase 'en la medida de lo posible' lo responden con un 'bueno, pero hay que ampliar lo posible'. Sí pues, es posible ampliar, con dos condiciones: con crecimiento y con acuerdo.


—¿Es excesiva la preocupación del Gobierno por instalar su 'legado'?


—Siempre se habla del último año de gobierno como el de ir haciendo el check de cada una de las cosas que se hizo. Seguramente es una preocupación de los asesores, de la Secretaría de Comunicaciones. Yo nunca le he dado a eso mucha importancia. Yo no tengo ningún recuerdo —ahora, claro, era política del siglo pasado la que yo viví cuando fui ministro— de ninguna discusión respecto de cuál iba a ser nuestro legado, nunca se nos ocurrió. Sabíamos lo que habíamos hecho, queríamos entregarle el gobierno a uno de los nuestros, sí podíamos. Y así fue.


Yo creo que tanta búsqueda de legado puede ser una demostración de inseguridad, de que no hay tanto legado que dejar. Puede ser, no estoy diciendo que sea así, pero tanta preocupación por el legado puede ser por un cierto nerviosismo, una cierta preocupación porque no hay mucho legado que dejar. Si hemos de hablar de legado de este gobierno, sin embargo, hay un gran legado del gobierno. Y ese es el acuerdo previsional. O sea, es un acuerdo al que no llegó Bachelet, al que no llegó Piñera, y al que llegó Boric, con su fuerza política y con el concurso de la oposición. Y si quiere otro legado (...) es que el Presidente tuvo que enfrentar dos eventos constitucionales de sentido contrario. Y a los dos les dio siempre una salida institucional. Y eso es un gran legado.


La relación con el poder


—¿Qué le parece el libro que se escribió sobre su vida, qué opinión le merece?


—No he podido leerlo completo. Mis colegas lo han leído. Y hemos hecho muchos comentarios sobre él. Yo he podido leer fragmentos, capítulos que me han recomendado. Me he puesto la tarea de leerlo completo por mí mismo, pero ya tengo una idea del libro. Yo creo que es un buen libro, es una investigación periodística de buenos periodistas. Como en toda biografía no autorizada, hay muchas cosas que fueron de otro modo, hay otros asuntos de interpretaciones. Hay momentos del relato de mi vida en que yo no me reconozco (…).


Pero quiero decir que es un buen trabajo. Sí, a mí me dejó preocupado que en el último capítulo del libro se da una imagen muy alejada de la realidad de esta empresa (Imaginacción). Yo diría concentrada, o que tiene su punto de partida, en el hecho de que identifiquen completamente a la empresa con mi persona. Sería tonto no reconocer que mi nombre es parte de la fuerza de la marca de la de la empresa. Pero esto es una empresa de muchos años, son dos empresas, una empresa de comunicaciones, otra de asuntos públicos, constituida por profesionales de mucha calidad, por la que han pasado profesionales de mucha calidad (…).


Entonces, es una visión un poquito agraviante de la empresa que surge en ese último capítulo, yo considero que no tiene mucha justificación. Probablemente tuvieron a la mano muchas fuentes que estaban interesadas en presentar esa imagen de nosotros. Pero fuera de eso, yo diría que es un buen libro, con un buen trabajo y con temas de interpretación, como toda biografía no autorizada.


Déjeme agregar algo. Lo que sí he visto son casi todas, creo, no sé si todas, las entrevistas que los periodistas han dado sobre el libro a distintos medios. Y me han dado un trato muy respetuoso, que quiero reconocer y agradecerles.


—A usted se le atribuye alta influencia en las élites políticas, en las élites económicas y el libro tiene como hilo conductor cómo usted desarrolló ese papel en las más diversas instancias. ¿Cuánto de eso considera cierto?


—Hay dos cosas nomás que quisiera decir. Tres. Pero dos de fondo. Una es que nosotros sabemos negociar. Y un pedazo muy importante de nuestro trabajo es negociar. Entre privados y el Estado. Y lo otro es que las crisis no nos asustan, que sabemos resolverlas. Y esas crisis llegan acá casi todas. O sea, ciertas crisis. Entonces, yo me lo explico por negociación y capacidad de conducir las crisis.


(…) Una tercera cosa es esto del poder, la influencia, que no tiene mucha base. Nosotros no andamos de poderosos por aquí por los pasillos, nosotros trabajamos desde que el sol está saliendo hasta que ya se puso. De lunes a viernes, como todos los trabajadores chilenos. Y no andamos en los pasillos viendo cuánto poder tenemos, no.


—Ud. prepara por su parte un libro autobiográfico también. ¿Cómo surgió esa idea?


—Al comenzar el segundo gobierno de Piñera, tomamos una decisión de que teníamos que hacer algo en relación al suicidio político más importante de nuestro país (en referencia a la negación de los avances durante los gobiernos de la Concertación). (…) Este libro más bien tenía el propósito original de ser un conjunto de entrevistas sobre el período de la transición (…) pero terminamos en un conjunto muy grande de diálogos que están sintetizados y que reproducen la historia política del país y mi participación en ella desde la Patria Joven (durante el gobierno de Frei Montalva).

 
 
 

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