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MOMENTO DE DECISIONES
7 junio, 2019

En las peores cifras desde que la actual Administración llegó a La Moneda, la Encuesta Criteria reveló que el Presidente Piñera llegó al 28% de aprobación, es decir una caída de 8 puntos. En tanto, la desaprobación al Mandatario alcanzó un 59%. Mientras que la evaluación al Gobierno bajó a 25% y la desaprobación aumento a un 65%. La medición fue difundida, además, en momentos en que las porfiadas cifras económicas a la baja, han obligado al Ejecutivo a un giro discursivo radical: de un Ministro de Hacienda que con un “duermo como un niño” quitaba dramatismo al magro 1,6% de crecimiento económico en el primer semestre, pasamos a otro que ha debido alinearse con las proyecciones expresadas por el Presidente en su Cuenta Pública: un crecimiento para el año en curso de entre 3% y 3,5%, números mucho más realistas, aun cuando el último Imacec de abril, de un 2,1%, significa según los expertos que aumentan los riesgos de que el año 2019 cierre con una cifra por debajo del piso señalado por Piñera. En un escenario post Mensaje donde lo que finalmente quedó de relieve para la agenda noticiosa fue el impasse con la DC provocado por las palabras del Presidente que relativizaban el acuerdo previo alcanzado con esa tienda para la Reforma de Pensiones y el anuncio de la disminución de representantes en ambas Cámaras del Congreso, el Gobierno ha tenido que salir a ordenar las filas propias. El temido síndrome del pato cojo amenaza no solo con desalinear al oficialismo –como sucedió con el Presidente de RN, Mario Desbordes, cuando pidió no insistir con la integración para la Modernización Tributaria- sino también con adelantar la carrera presidencial, donde ese partido ya cuenta con 3 candidatos manifiestos, para gran contrariedad de la Moneda.

Los Mensajes Presidenciales, además de constituir una tradición republicana propia de una democracia que rinde cuenta a la nación por la gestión gubernamental son, sin duda, una oportunidad para que el Ejecutivo exhiba su obra y, especialmente, para que marque una ruta de corto, mediano y largo plazo. Por eso, más allá del listado de anuncios que escuchamos, los que ya han sido suficientemente analizados por estos días, bien vale preguntarse qué cambió en el escenario político después del Mensaje. Particularmente, porque tratándose de un año que ha sido definido como crucial para las aspiraciones del oficialismo de imponer un ciclo nuevo gobernado por la centro-derecha, sin duda la Cuenta Pública 2019 debiera haberse concebido como una herramienta de gran valor para afianzar el proyecto de largo plazo del sector.


Clave 1: El discurso presidencial fue precedido por la polémica desatada por la presencia de los hijos del Primer Mandatario en reuniones oficiales de la gira a China, lo que no logró ser aplacado por el nuevo protocolo de viajes para las autoridades. Es pertinente recordar que el país enfrenta la pérdida de confianza ciudadana en las instituciones y en la política. La sucesión de hechos de corrupción, abusos y privilegios en Carabineros, en las FFAA, en la Iglesia, en la Fiscalía y miembros del Poder Judicial, entre los actores políticos e incluso en la propia Contraloría de la República, ha devenido en un descrédito generalizado de toda forma de poder. Lamentablemente, las referencias a esta alarmante situación sólo se circunscriben a la gestión que ahora realiza el Ministro del Interior con otras instituciones
del Estado.

Clave 2: Otro problema que ha tomado por sorpresa al Gobierno es la poca pro-actividad encontrada en un empresariado que se mantiene expectante, a la espera del curso que tomen las Reformas emblemáticas comprometidas por la actual Administración, así como de las consecuencias para Chile de la guerra económica entre EEUU y China. Ya no es posible para el Ejecutivo argumentar que la desaceleración y los bajos números son herencia del gobierno anterior. A casi un año y medio de asumir el mando, es evidente que hay responsabilidades propias, tanto por las escasas medidas pro-crecimiento, por el deficiente manejo del debate de las Reformas en el Parlamento, como por la negación casi majadera de la directa incidencia que los factores económicos externos tienen en una nación con economía abierta como la nuestra. Así, tras un irrecuperable tiempo perdido  cuando se trata de implementar medidas paliativas, la guerra arancelaria entre EEUU y China, país este último que recibe la mayor parte de nuestras exportaciones, ha debido ser reconocida como un factor decisivo para explicar los deficientes números y hacer un giro importante en las expectativas generadas al inicio de la gestión. No obstante, esta suerte de inacción gubernamental para enfrentar este escenario ha terminado por traducirse en un desmarque de un empresariado crecientemente crítico de la gestión. 


Clave 3: Los duros datos de la realidad, resultan altamente preocupantes: una tasa de desempleo que alcanzó un 6,9% en el trimestre febrero-abril 2019, es decir un alza de 0,2% respecto del mismo período en el año anterior según el INE y una caída en la confianza de los consumidores que, según el reporte mensual del Índice de Percepción Económica (IPEC), cerró en mayo en 40,7 puntos, en una escala donde sobre 50 puntos implica una expectativa positiva y bajo esa cifra implica una negativa. Con un retroceso de 2,5 puntos, el valor actual es el más bajo desde mayo del año 2017 y el menor considerando ambas administraciones del Presidente Piñera. El estudio refleja además que, por primera vez durante el actual Gobierno, el segmento ABC1 cae 2,9 puntos y se sitúa con un valor pesimista (49,1). Por otra parte, no obstante la declaración gubernamental de una preocupación especial por la clase media, el IPEC indica que la mayor caída en la confianza de los consumidores afectó a ese mayoritario y diverso segmento. Sin duda, un golpe para un Gobierno que aspira a demostrar sus ventajas respecto de otras fuerzas políticas en el manejo de la economía, pues la confianza de los consumidores resulta un motor vital para la reactivación.


Clave 4: Una impresionante agenda para la cartera de Obras Públicas fue anunciada en el Mensaje, lo que fue muy aplaudido transversalmente en un inicio. Más tarde, surgieron cuestionamientos y dudas por algunas iniciativas cuyo financiamiento no estaría definido, como tampoco los tiempos de ejecución. No obstante, más allá de lo anterior, al parecer el Gobierno ha acusado el golpe que significa la desafección del empresariado como actor principal del impulso al crecimiento y ha decidido tomar el protagonismo con una inversión en obras públicas que, de concretarse, sin dudas generará un impulso al empleo y mayor dinamismo a la economía.

Clave 5: Tras meses de confrontaciones y de acusar a la oposición de obstruccionista, con deplorables resultados en un Congreso donde la centro-derecha es minoría, el Presidente Piñera volvió a destacar en la Cuenta Pública la necesidad de trabajar para construir grandes acuerdos. No obstante, en el mismo discurso, el Mandatario generó un nuevo conflicto, y lo hizo con la DC, único partido de oposición con el que había logrado ponerse de acuerdo y construir mayoría para viabilizar la discusión de la Ley de Pensiones. Tras el impasse, vino una lluvia de explicaciones de los Ministros y del propio Presidente. No obstante, las confianzas parecen sensiblemente dañadas, en un episodio incomprensible y, a lo menos, torpe, que contradice completamente las intenciones de dialogo declaradas. 


Clave 6: Un complejo escenario enfrenta ahora el Presidente. Luego de las repercusiones comunicacionales negativas por el cuadro económico, el escepticismo empresarial, las difíciles negociaciones en el Parlamento y la presencia de sus hijos en China, existía la posibilidad de un cambio de folio con el Mensaje a la Nación y no cabe duda que el Primer Mandatario hizo un esfuerzo que se vio empañado por su entusiasmo. Al final, sólo dos temas quedaron en la controversia política y el gran desafío ahora es cómo salir del paso de esta difícil coyuntura. Ahora, con muy malos resultados de evaluación ciudadana -cual entrenador de selección de futbol- está obligado a mirar a la banca y decidir los mejores cambios para inaugurar lo que podría ser un segundo tiempo. Sólo basta esperar que acontecerá después del entretiempo.

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