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LOS DESAFÍOS QUE DEJÓ LA ELECCIÓN
5 enero, 2018

Como era de esperar, la contundente derrota electoral de la Nueva Mayoría ha devenido en una demanda implícita de análisis interno de los partidos sobre sus causas, como también sobre la identidad de cada organización y, desde allí, sobre la composición de futuras posibles alianzas. Entre los conflictos más complejos se vislumbra la recomposición interna de una Democracia Cristiana dividida y herida por una importante pérdida de su base electoral y representación parlamentaria, lo que ha quedado de manifiesto en la acusación ante el Tribunal Supremo de la colectividad contra Mariana Aylwin y en las renuncias de reconocidos militantes de la tienda. Entre tanto, el electo Presidente Sebastián Piñera recibió los nombres que pusieron a disposición los partidos de la centro derecha para conformar el futuro Gobierno. El Gobierno de Bachelet, por su parte, a pocas semanas del término del período legislativo, pone presión al Parlamento con una agenda que ha despertado críticas desde la oposición.

Clave1: LA CENTRO IZQUIERDA CRUZANDO EL DESIERTO: Sin duda, el resultado electoral golpeó de manera brutal a la Nueva Mayoría. Por alguna razón, no obstante la baja aprobación que acompañó al actual Gobierno en prácticamente la totalidad de su período, la coalición no vio venir la estocada. Y es evidente que las razones de la derrota aun resultan una interrogante sin respuesta única para una centro-izquierda que observó perpleja como un amplio sector de electores se movilizó en segunda vuelta para votar por el candidato de la derecha. Cada tienda de la Nueva Mayoría intenta, por estos días, una reflexión y análisis de lo sucedido, que a todas luces no logra dar con las claves que explican la derrota y que, por el contrario, explicita un gran desconcierto interno.


Uno de los partidos que, al menos públicamente, parece sufrir la mayor crisis interna es la Democracia Cristiana, donde las relaciones aparecen quebradas incluso desde antes de las elecciones. Allí, el sector denominado Progresismo con Progreso (PCP) que lidera Mariana Aylwin, no logró nunca sentirse cómodo integrando un conglomerado como la Nueva Mayoría, que sumó, más allá de un acuerdo meramente programático, a un Partido Comunista que - a juicio de este sector DC - alcanzó grados inconvenientes de protagonismo en los lineamientos gubernamentales. Conviene seguir con atención esta dinámica que se transforma en el comienzo de un proceso de reformulación que, aunque tardío, terminará con definciones trascendentes para el período que se aproxima.


- Aún cuando las discusiones sobre las causas del fracaso electoral abundan, lo cierto es que ningún partido parece haber tomado la decisión de asumir que, más allá de los resultados de la elección recién pasada, se debiera revisar el diagnóstico de la sociedad chilena y su vertiginosa evolución desde la recuperación de la democracia. Parece evidente que en el país se ha ido acentuando el perfil de un ciudadano, independiente y autónomo, convencido de que sus logros son fruto de su esfuerzo personal más que de cualquier apoyo gubernamental o de alguna acción política.


- Plantear el futuro de una centro-izquierda moderna para el país, en un nuevo sistema político representativo donde se incentivan los acuerdos de coaliciones y que da espacio a fuerzas políticas emergentes, obliga a una readecuación profunda de los partidos tradicionales, de su forma de relacionarse tanto con la ciudadanía como con sus socios políticos, así como de sus concepciones para el futuro.


- La nueva legislación respecto de la Transparencia y Probidad, el “rayado de cancha” para la política y las instituciones del Estado subió notablemente sus estándares con la reforma al sistema electoral y de partidos políticos y ello, junto a un profundo ejercicio de reflexión de estas instituciones, más temprano que tarde debiera traducirse en una recuperación de la confianza de las personas en elsistema, más allá de que mantengan su actitud de autonomía respecto de la política en su conjunto.
 

- La futura oposición debiera asumir dicha tarea con altura de miras y de cara al bien superior de los ciudadanos. Ser custodios de lo logrado, o ser capaces de señalar con fuerza los errores no se contrapone con la construcción de grandes acuerdos cuando se trata de materias cuyo beneficio para los chilenos y chilenas es evidente.
 

Clave2: Momento para la moderación: Por su parte, la centro-derecha requiere de una reflexión interna. La movilización de segunda vuelta que logró el sector fue posible, en gran parte, gracias a la moderación del discurso del candidato, que puso acento en el resguardo y respeto de algunas reformas que ya constituyen derechos adquiridos, como la gratuidad en educación y otros. Lo anterior dejó en evidencia que el gran centro social chileno quiere reformas y cambios, pero desea que éstos se efectúen en el marco del diálogo y de grandes acuerdos que las hagan sustentables y no pongan en riesgo la estabilidad y las certezas con las que ya cuenta para diseñar su propia vida.
 

- Sería razonable no olvidar que para Chile Vamos, el haber ganado las elecciones liberó a sus partidos y sensibilidades de una crisis profunda de haber perdido las elecciones. Por el bien de la política y sus instituciones, sería razonable que en este sector también tuviera lugar un ejercicio básico que haga posible asumir de buena forma el desafío de dar conducción a un Gobierno que enfrentará un complejo escenario, con ciudadanos crecientemente conscientes de sus derechos, más demandantes y críticos de la política y sus instituciones.
 

- El futuro gobierno cometería un error de proporciones si no lee correctamente el significado de su triunfo en segunda vuelta y endurece su discurso una vez instalado en el poder. Piñera deberá saber sortear las presiones de un conglomerado político muy diverso en sus concepciones y miradas de futuro. Esta es una oportunidad para el Presidente electo, de ser el artífice de una
derecha moderna y liberal, acorde con los nuevos tiempos y distante de las viejas banderas conservadoras que caracterizaron a la derecha tradicional chilena por siglos.

 

- Así las cosas, sería deseable que los cuatro años de la Administración entrante vinieran acompañados de una evolución de la política y de los partidos, que los ponga al día con este nuevo ciudadano, fruto de la propia consolidación del sistema democrático.


Clave3: Activo comienzo de año: Un ámbito judicial muy movido ha dado comienzo a este 2018 en, a lo menos, cuatro temas simbólicos:


- Como una falta de respeto calificó el Fiscal Nacional, Jorge Abbott, las acusaciones de corrupción a la Fiscalía emitidas por Sebastián Dávalos. Los fuertes e inesperados dichos de Davalos en contra de la Institución, tras recibir la noticia de su sobreseimiento en el caso Caval, incorporan otro factor de tensión a la investigación que sobre este caso lleva esa instancia judicial.


- El audaz acto de la machi Francisca Linconao de viajar a Bolivia antes de que la Fiscalía pidiera medidas cautelares para los 11 comuneros mapuches acusados por la muerte del matrimonio Luchsinger Mackay, puede hacer transitar este caso de judicial a político. De refugiarse la Machi en Bolivia, el caso podría ser eventualmente usado por el Presidente Morales en su ofensiva en contra de Chile.
 

- El hecho de que el ex Director General de Carabineros, Eduardo Gordon vaya a ser formalizado por La Fiscalía regional de Magallanes se constituirá en el primer caso de un funcionario del alto mando de la Institución en ser requerido en tal instancia, en el marco de las investigaciones por el delito de malversación de fondos públicos.


- En el ámbito de los DDHH, la condena de 10 años y un día para Miguel Krassnolf en calidad de autor, junto a otros dos agentes de la DINA, de la muerte del líder del MIR, Miguel Enríquez, en el año 1974, refleja que el Ministro Mario Carroza seguirá cumpliendo con su labor investigativa.

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