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LA SORPRESA CARIOCA
12 octubre, 2018
La alta votación alcanzada en primera vuelta por el candidato de ultra-derecha, Jair Bolsonaro en Brasil (46%), se ve reconfirmada por las proyecciones que le dan las últimas mediciones para el balotaje (Datafolha le da un sólido 49% sobre su oponente, Fernando Haddad, con un 36%). Sin duda, un resultado que pone a ese país en la mira de las demás naciones de América Latina y de Chile en particular, por tratarse del mayor país de la región, cuya política económica, así como por los tratados comerciales y de cooperación, inciden de manera importante en nuestra economía.


En Chile, en tanto, una quincena con saldo positivo logró el Gobierno que, tras el categórico fallo a favor de Chile en La Haya y con el Presidente Sebastián Piñera desarrollando una gira por Europa, donde efectúa citas de Estado con sus más destacados líderes, no solo afianza su control de la agenda pública sino, también, celebra un alza importante en la aprobación del Mandatario (de 48% a 51%, según CADEM del 8 de octubre).


No obstante lo anterior, y como gobernar nunca es fácil, en el sector económico las señales a futuro acotan el ambiente para celebraciones: si bien la Encuesta de Expectativas Económicas que realiza el Banco Central consolida una expansión del orden del 4% para el cierre del año en curso, por primera vez corrige a la baja las proyecciones para los años 2019 (de 3,8% a 3,7) y 2020 (de 3,7% a 3,5%). Sin duda, los factores externos afectan fuertemente a países de políticas económicas esencialmente abiertas, como Chile. Entretanto, el mercado laboral interno no logra repuntar pese a las cifras económicas positivas -en el trimestre junio-agosto anota un desempleo de 7,3%, el mayor nivel para ese período en siete años- lo que deteriora progresivamente las expectativas de los consumidores.


En lo legislativo, un duro revés sufrió el Ejecutivo esta semana en el Congreso. Su iniciativa Proyecto Aula Segura fue rechazada por “inconstitucional” según la Comisión que preside la Diputada Yasna Provoste. Un golpe tanto para la recién asumida Ministra de Educación, Marcela Cubillos, como para la política de tolerancia cero con la que el Gobierno está determinado a enfrentar los actos de violencia dentro de los establecimientos educacionales.


La oposición, en tanto, intenta pasos hacia un mayor entendimiento interno. De allí la nueva alianza entre PS-PPD y PR, denominada “Convergencia Progresista” la que, sin embargo, no alcanza para resolver la relación con el Frente Amplio, ni menos entre la DC y el PC. Así, la anhelada unidad de la centro-izquierda parece un camino aun sin diseño ni proyecto de futuro al cual convocar a la ciudadanía.

Clave1: VICTORIA CONTUNDENTE: Las elecciones en Brasil terminan por confirmar una tendencia global que viene en desarrollo en los últimos años: el desplazamiento de la socialdemocracia y de las alternativas de centro izquierda hasta hace poco instalados casi sin discusión en buena parte de los gobiernos, sufren derrotas tan categóricas que parecieran quedar sin capacidad de reacción ni menos de proyección y el reposicionamiento de alternativas de derecha como muestran los resultados del pasado domingo en Brasil y antes los de Perú, Chile y Argentina.


Sin embargo, lo que observadores y analistas no logran aún comprender en su total dimensión es el resurgimiento –en algunos países- de fuerzas de ultraderecha y altamente conservadoras. Ya desde antes del Brexit en Reino Unido, una ultra-derecha nacionalista y anti-migración comenzó a instalar su discurso en Europa. En EEUU, tras su triunfo, Trump mantiene una importante adhesión ciudadana, no obstante su controvertido comportamiento en lo personal y su discurso radical contra las mujeres, las minorías sexuales y los inmigrantes. El avance vertiginoso de esta tendencia en el mundo tiene ahora su expresión más
cercana para nosotros con Bolsonaro, en Brasil. Bien vale preguntarse cuáles son las condiciones que se han ido generando para hacer esto posible:


- Por cierto, se trata de un sector que logra empatizar haciéndose cargo de los comprensibles temores de una ciudadanía cuyas certezas comenzaron a diluirse. Icono de ello fue la caída de las torres gemelas. Las crisis económicas, la amenaza del terrorismo, la falta de empleo y de seguridad, así como la proliferación de un gran número de inmigrantes en quienes se personalizaron los problemas anteriores, abrieron el espacio que requerían ideas totalitarias para presentarse como una alternativa radical frente a estos conflictos.


- Lo anterior tiene como contrapartida, el fracaso de las fuerzas progresistas y de izquierda, cuyas gestiones en el poder en algunos países han terminado por decepcionar de manera lamentable a una ciudadanía mayoritariamente despolitizada, pero fuertemente desencantada con la corrupción, la violencia e inseguridad, así como la imposibilidad de sucesivos gobiernos de cumplir con la promesa de terminar con las desigualdades y la pobreza.


- En Brasil, no obstante las interrogantes que puedan abrirse por las políticas e ideas que manifiesta defender Bolsonaro, cuenta con el apoyo mayoritario de un padrón votante compuesto por mujeres y personas de raza negra que, no obstante, prefieren su opción a la del representante del PT, Haddad, que hereda los problemas de Lula pero no así su carisma.
 

- En cualquier caso es difícil concluir cómo, en este tiempo de grandes transformaciones que profundizan las libertades individuales, hay votantes seducidos por quienes sancionen -como Jair Bolsonaro- que "El error de la dictadura fue torturar y no matar", que "Sería incapaz de amar a un hijo homosexual” o que declara que los afrodescendientes “ni para procrear sirven”. Menos aún con su frase de que "Hay que dar seis horas para que los delincuentes se entreguen, si no, se ametralla el barrio pobre desde el aire", o que "El pobre solo tiene una utilidad en nuestro país: votar. La cédula de elector en la mano es diploma de burro en el bolsillo… Sólo sirve para eso y nada más".
 

- Para Chile no es menor lo que suceda en ese país, el más grande de nuestra región. Un sistema proteccionista y con alza de aranceles como el de Trump repercutiría en nuestra economía, que ya se proyecta ligeramente golpeada por las turbulencias de los mercados internacionales.
 

- No obstante al Presidente Piñera se le ha emplazado desde la oposición a manifestarse en contra de algunos dichos de Bolsonaro, el Mandatario mantiene la mesura. Y es que Chile debe relacionarse con los diversos países del globo y afianzar las alianzas regionales. Especialmente, cuando las proyecciones de expansión de la economía de los expertos van a la baja, el desafío para el Gobierno está en revertir esa sensación de vulnerabilidad frente a los cambios en el vecindario.
 

- Lo anterior, por cierto, hace urgente inyectar mayor dinamismo a nuestro sistema económico, no solo con medidas financieras y de política monetaria, sino especialmente destrabando proyectos de inversión y generando empleos formales y de calidad.


Clave2: TRIUNFÓ LA POLITICA DE ESTADO: Luego de las celebraciones, el categórico fallo del Tribunal de La Haya merece algunas reflexiones, pues indudablemente deja lecciones importantes de considerar para Chile.


- Más allá del alza del Presidente Piñera en las encuestas con que los chilenos expresaron su satisfacción y aprobación por el resultado, lo cierto es que el Mandatario cosecha un éxito que fue posible gracias a una estrategia cuya coherencia y continuidad como política de Estado -aun después de los cambios de tendencia de distintos gobiernos- consolidó la unidad y solidez tras la argumentación de Chile.
 

- La pirotecnia comunicacional desarrollada por el Mandatario boliviano, que en muchas ocasiones sembró inseguridad y nerviosismo en algunos, no resultó efectiva. Ganó la sobriedad de Chile y su determinación de atenerse a un fallo ajustado a derecho.
 

- Por último, las recientes declaraciones del Agente de Bolivia ante dicho tribunal, Eduardo Rodríguez Veltzé, sobre que “el tratado de 1904 está vigente y debe cumplirse”, su llamado a generar “un diálogo creativo, eficaz y oportuno” y que “la soberanía es un aspecto sensible, pero no el único”, reafirman el éxito de la argumentación chilena e, incluso, aparecen como una posibilidad distinta del radical discurso que insiste en mantener Evo Morales. Se abre entonces una ventana que permite abrir paso paulatino a un proceso de normalización de relaciones con el país vecino.

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