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HORA DE RECUPERAR LAS CONFIANZAS
19 junio, 2018

En un país altamente futbolizado y aunque nuestra selección no esté en el Mundial de Fútbol -en pleno desarrollo en Rusia- esta cita ha ingresado en la agenda con alto rating televisivo y cobertura medial. Y, a diferencia de otras oportunidades, ello no ha impedido que ciertos temas nacionales sigan ganando espacio en la atención pública.


Así a lo menos se detecta con los vientos de cambio que soplan en nuestro país, otrora la “tierra del fin del mundo”, con una sociedad mayoritariamente conservadora y religiosa, y hoy, una nación con demandas más liberales, conectada y abierta al orbe. El Presidente Piñera parece haber captado este giro en la sociedad chilena y, no obstante no lograr encontrar una fórmula para alinear a su base de apoyo en el entendimiento de esta realidad, no ha cedido a las presiones de los sectores más duros, sorprendiendo a muchos. Así, acontecimientos impensados hasta hace apenas una década están comenzando a ser posibles en Chile, como que en un gobierno de centro-derecha, su Ministro de Justicia - además, militante de la UDI - explique al país porqué el nuevo Proyecto de Adopción del Ejecutivo deja abierta dicha opción a parejas homosexuales.

En otro frente, la Iglesia Católica chilena vive, sin duda, sus horas más oscuras, en momentos en que el Arzobispo Charles Scicluna y el padre Jordi Bertomeu se encuentran en Chile en la continuidad de una investigación que amenaza con proyectarse en el tiempo.

En el mundo, en tanto, la cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un en Singapur continúa generando reacciones. Si bien hay escepticismo respecto de la concreción de los acuerdos, especialmente por la falta de un itinerario claro, lo cierto es que el lider norcoreano logró, en pocos días, una sólida legitimación, demostrando gran capacidad de negociación. Por su parte, un 51% de los estadounidenses aprobó el manejo su Mandatario en la cita y un 39% cree que se redujo la amenaza nuclear. Es decir, más allá de su efectividad real, es claro que ambos se anotaron un punto político muy importante ante sus naciones y el mundo.

 

Clave1: PREOCUPANTES SIGNOS: Estos días hemos podido constatar las graves consecuencias que está teniendo para la sociedad chilena la profunda crisis de confianza en las instituciones, cuyo momento culminante pareció desarrollarse durante la Administración recién pasada y que, sin embargo, parece querer extenderse, impidiendo al actual gobierno mantener el control de la Agenda. Ya no solo se trata de las investigaciones por financiamiento irregular de campañas, que contribuyeron a hundir más la ya cuestionada actividad política. Instituciones de prestigio histórico, cuya autoridad moral y ética constituyó por años razón de orgullo para los chilenos se encuentran hoy en la palestra de los acusados.

Así se constata en el sorpresivo allanamiento a los obispados de Santiago, Rancagua y al Tribunal Eclesiástico por parte del Ministerio Público, que se convierte en un hito que echa por tierra uno de los muros más complejos de traspasar para conocer la verdad en los casos de abusos a menores por parte de miembros del clérigo: el llamado “secreto pontificio”. En palabras del Fiscal Nacional, Jorge Abbott, esas “son normas que están vinculadas al derecho canónico, pero que no anteceden a las investigaciones penales que se llevan adelante. Y frente a una eventual negativa de entregar antecedentes, bajo la excusa de secreto papal, se puede tener autorizaciones judiciales”.


De igual forma el controvertido episodio de un Carabinero que disparó su arma de servicio contra un chofer de Uber en el Aeropuerto, que se negó a bajarse de su vehículo para un control policial, dejó en evidencia no sólo un uso desmedido de la fuerza o la falta evidente de respeto por la autoridad del afectado, sino también el demoledor daño a su prestigio que ha sufrido Carabineros de Chile, con la secuencia de hechos delictivos que se siguen conociendo y que lesionan fuertemente la reputación de una institución que otrora fue de las mejor evaluadas por la ciudadanía.

- En un momento en que se ha iniciado el juicio oral sobre CAVAL y cuando se encuentra en lista de espera la audiencia que podría marcar el cierre del llamado caso PENTA, hechos como los relatados, ponen de relieve estos síntomas de descomposición que afectan la fe pública y la conducta ciudadana frente a situaciones cotidianas como la ocurrida en el Aeropuerto de Pudahuel.

 

- El apresurado “cierre de filas” del Presidente Piñera, (“Llegó la hora de que todos aprendamos a respetar a nuestras autoridades”), hay que entenderlo como parte de la urgente necesidad del Gobierno de restituir la autoridad la reputación y el respeto a Carabineros. Eso si, esto no va ocurrir si continúan registrandose acciones destempladas de este cuerpo policial, que parece estar preso de una ansiedad por recuperar los reconocimientos perdidos.

 

- Las señales de restitución de la autoridad pasan, sin duda, por defender un principio básico de la democracia: la independencia de los poderes del Estado por compleja que pueda resultar una situación, si se actuó con apego a la ley. En este sentido, resulta contradictorio que el Gobierno se apresure a defender el actuar de Carabineros y, al mismo tiempo, presente una querella contra un juez que decretó ilegal una detención y liberó a dos personas con prontuario. Más allá de lo discutible de esta última acción, el gobierno debiera cuidarse de que en las relaciones con otros poderes del estado prime el respeto y defensa de dicha independencia. Que esto ocurra con claridad y sin equívocos, es un paso sustantivo en el proceso de recuperación de la confianza pública.

- Paralelamente el Gobierno despliega por estos días una audaz agenda, liderando temas de gran impacto en la ciudadanía. Las conclusiones de la mesa sobre Infancia, así como la constitución de la mesa para la Seguridad Ciudadana y Paz en la Araucanía, el Proyecto de Ley de Adopción que incluye la opción para parejas homosexuales, así como la presentación de la Agenda Mujer en reacción a la potente irrupción del movimiento feminista, denotan este esfuerzo. No obstante, el resurgimiento de los casos judiciales como CAVAL, PENTA y otros, le restan brillo y efectividad a estas iniciativas y legitiman la idea ya instalada en la ciudadanía de que la política, en realidad, no funciona como un servicio público sino con fines de beneficio principal para sus propios actores.

- Es evidente que la imprescindible tarea de recuperar la confianza en las instituciones en general aparece como un largo e incierto camino, salpicado por la imposibidad de dar adecuado cierre a los casos investigados por financiamiento irregular de la política, los que retornan una y otra vez a la agenda mediática.

- Los desafíos pendientes son recuperar la confianza ciudadana y derrotar la sensación de impunidad instalada respecto de quienes infringen la ley. No obstante, esa sensación es muchas veces alimentada por las altas expectativas que ha ido generando el propio Ministerio Público, como también, en algunos casos, por una clase política que saca cuentas erradas sin considerar que el daño final es transversal. Urge un giro en este sentido: si ya está probado que nadie gana, tal vez llegó el tiempo de terminar con las recriminaciones y culpas ajenas e iniciar en conjunto un gran trabajo didáctico e integrador, con una opinión pública que se proyecta cansada de la multiplicidad de situaciones irregulares que ocurren a diario.

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