Debate: cuando los candidatos muestran su verdadera cara
Por Alberto Luengo - consultor asociado de Comunicación Estratégica Imaginaccion
La Segunda / Columna de opinión
11 de septiembre 2025
“Los debates televisivos revelan el tipo de liderazgo de cada candidato en su forma de mirar, gesticular, vestirse o enfrentar las provocaciones”.
Una de los principales aportes de los debates televisivos a la democracia es su alta capacidad de identificar la verdadera personalidad de los candidatos. Los debates revelan el tipo de liderazgo de cada candidato en su forma de mirar, gesticular, vestirse o enfrentar las provocaciones. En el extenso debate de anoche en CHV, las narrativas y las actitudes fueron el territorio en disputa.
Franco Parisi, por ejemplo, mostró que es capaz de jugar rudo con su propuesta de minar la frontera norte y al romper las reglas del debate atacando a Evelyn Matthei con el rótulo de “traidora”. Harold Mayne-Nicholls aprovechó mejor los tiempos, se mostró dialogante, sensato y lejano de la polarización, generando un salto cuántico en conocimiento. Marco Enríquez Ominami, en su quinto intento de llegar a La Moneda, se vio auto referente en exceso; tanto su relato como su look y su fraseo resultaron complejos y poco empáticos.
Johannes Kaiser evidenció un perfil autoritario con su tono de voz, sus énfasis en el poder de la voluntad y su defensa de una intervención armada exterior para derrocar a Maduro en Venezuela. Eduardo Artes, en fin, es un clásico candidato testimonial que no pretende capturar votos sino ganar conciencias.
En un territorio comunicacional diferente jugaron su partido quienes encabezan las encuestas: Juan Antonio Kast y Jeannette Jara. Provenientes de las antípodas políticas, ninguno logró lucir un liderazgo claro más allá de sus espacios de adhesión.
Kast buscó casi obsesivamente enfrentar a Jara exigiéndole disculpas públicas y levantó, con la voz calma y el rostro impasible que lo caracterizan, su tesis de las cuatro emergencias que vive Chile y que él viene a resolver. Fiel a su libreto, evitó responder con claridad cuando fue emplazado por Jara en el tema de los bots y por Matthei en su ambiciosa propuesta de reducción del gasto público.
Jara, que vistió chaqueta roja y blusa negra, perdió la sonrisa que la caracterizó en los debates de primarias y se vio empaquetada y rígida, aunque logró transmitir cierta firmeza al enfrentar a Kast y fortaleció su relato de alguien que viene de abajo y que tiene capacidad probada de lograr acuerdos por el bien del país.
Pero fue Matthei, con su chaqueta blanca y su look presidencial, la que sacó mayor partido del debate. Logró salir con elegancia del apretón de Parisi, apeló a la esperanza más que al miedo, mostró conocimiento de los temas y templanza de carácter, algo en lo que estaba en deuda.
El primer debate cumplió, pues, con su objetivo de visibilizar estilos de liderazgo y serán las próximas encuestas las que muestren su efecto entre los votantes.