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Claves de la quincena: CONFLICTO MAPUCHE ¿TEMA POLICIAL O POLÍTICO?
23 noviembre, 2018

Solo seis días bastaron para que –como un castillo de naipes- tambalearan los cimientos de algunos pilares que había logrado construir el Gobierno, al abordar temas pendientes como el de Carabineros, la avalancha migratoria, la situación de los niños del Sename, o el avance en 5 temas prioritarios para los que se convocó a sectores de la oposición.

En un hecho policial como tantos que ocurren hoy en Chile, el Gobierno, desde su sede central en La Moneda y con la intervención del propio Vicepresidente de la República, se vio seriamente comprometido al avalar un informe de Carabineros que buscaba cubrir de legalidad la muerte del comunero Camilo Catrillanca. Lo real es que, a medida que pasan las horas, va quedando en evidencia que, una vez más, miembros de Carabineros actuaron de mala forma. Destruyeron evidencia, falsearon los datos sobre el operativo, inventaron antecedentes falsos sobre la víctima y orientaron con mentiras a la autoridad gubernamental. Sumando con ello, otro hecho grave más a su conducta institucional y provocando además, una respuesta masiva del pueblo mapuche en la Araucanía.

No es de extrañar por tanto, la preocupación transversal de interés nacional que se ha generado, muy por sobre los grupos que, históricamente, han sido protagonistas y afectados. Así quedó demostrado en ENADE 2018, donde empresarios y economistas que usualmente discuten sobre crecimiento e inversión, hablaron sobre la urgencia de restablecer el camino del diálogo y recuperar las confianzas. Pese a ello, la duda que ronda en los análisis y previsiones, es cuánto tiempo más se requerirá para recobrar las confianzas en una Araucanía que ha sido testigo de una larga historia de injusticias y confrontaciones que hoy tiene a toda esa región como un punto rojo en el mapa y a un pueblo –el mapuche- en un nuevo estado de rebelión.

 

AÑOS DE CONFRONTACIONES


Hay muchas formas de escribir esta historia pero el final difícilmente cambia. Uno puede partir por 1860-61 con un Ejército de Chile ocupando la Araucanía o remitirse a las últimas décadas de estas gestas. Para el pueblo mapuche, como el significado de su nombre lo indica –gente de esta tierra– el registro no cambia sustancialmente. La cosmovisión de este pueblo va más allá de la tierra como un espacio físico, ya que a este concepto se le asocia también una significación histórica, ancestral y religiosa. Ellos se sienten no sólo despojados de sus “terrenos”, sino también de su cultura.

Si se enfoca desde esta perspectiva el conflicto, se puede llegar a entender de manera más clara la gravedad de los hechos ocurridos el miércoles 14 de noviembre. Lo que está en juego en la Araucanía es la credibilidad de las instituciones políticas y de las policías y con ello la posibilidad de allanar diálogos y acuerdos que son imprescindibles y urgentes. Claramente, estamos frente a un problema país que requiere el concurso de todas las sensibilidades para evitar la continuidad de una espiral de violencia que ya tiene muchas víctimas como la familia Luchsinger-Mackay o Camilo Catrillanca.

 

RETOMAR EL CAMINO DEL DIÁLOGO


La sucesión de errores e improvisaciones de estos últimos días, ha dejado a lo menos en evidencia algunas conclusiones y acciones que se deberían tener en cuenta a la hora de actuar en la región.

 

- El no asumir desde un comienzo que la conducción política requiere de mucha asertividad, claridad, rapidez y nítidas señales en situaciones como estas, le pasó la cuenta al Gobierno. En este episodio quedo clara la impericia del ejecutivo para operar en casos de conflictos más estructurales o la tendencia a aplicar ciertas “normas” (respaldo a carabineros) como si fueran capítulos de un manual.

 

- El respaldo a la autoridad policial no puede ni debe ser una regla que se imponga por sobre cualquier otra consideración cuando ocurren hechos de la gravedad del conocido. Cuando existe la certeza de que la acción policial ocurre en un lugar que puede generar dinámicas que vulneren y compliquen a la
autoridad política; cuando a raíz de estos hay una víctima fatal y cuando lo ocurrido se da en un contexto
que empaña una iniciativa del propio Gobierno –como el Plan Araucanía-, que había logrado un
importante espacio de apoyos en diversos sectores, no cabe duda que la Autoridad debe tomar distancia
del parte policial.

 

- Traspasar la responsabilidad a la justicia para clarificar situaciones que requieren de primeras respuestas políticas, debilita a la autoridad, genera espacios para especulaciones, aumenta la desconfianza ciudadana y resta credibilidad al Ministerio del Interior.

 

- La primera intervención del Intendente Luis Mayol, careció de empatía al abordar un tema tan sensible y delicado, como es la muerte de un comunero en la Araucanía, como un hecho policial con la entregade datos falsos sobre el supuesto prontuario de la víctima. Esa falta de claridad en el mensaje y de la necesaria distancia que se debe asumir frente a situaciones que desde un comienzo asoman con datos que requieren ser investigados, terminaron por encender la mecha de una masiva reacción de dolor y rabia del pueblo mapuche que se sintió víctima de una injusticia. Su renuncia y reemplazo, aunque tarde, puede ayudar a retomar el diálogo en la región.

 

- Más allá de los resultados de la investigación y de sanciones como resultado de esta, el Gobierno debió haber asumido el rol de conductor político de una situación que, a todas luces, se convertiría en una grave crisis. Si un comunero muere de un balazo en la parte posterior del cráneo mientras maneja un
tractor acompañado de un menor de edad, esta es una clara señal de impericia policial y este hecho inicial, no requiere mayor investigación que la constatación del mismo. Esto implicaba asumir medidas inmediatas, orientadas al ámbito de las señales que una autoridad requiere entregar en su relación con la ciudadanía.

 

- A raíz de todo lo señalado, no es de extrañar que el Gobierno haya tenido que enfrentar, en sólo pocas horas, la baja de cuatro policías, la renuncia de dos altos oficiales, del Intendente de la región y que el Ministro del Interior tenga que enfrentar una interpelación parlamentaria. Ello, además de la caída en la
aprobación presidencial en la última CADEM y la primacía ahora del rechazo v/s el apoyo y, por añadidura, el rearme de una oposición que no encontraba el punto en su rechazo a las políticas de Gobierno. Sin duda, demasiado para sólo seis días y muy revelador de lo que puede acontecer cuando se hacen las cosas mal.

– Los acontecimientos ocurridos en los últimos días dejan en evidencia la necesidad de radicalizar aún más los cambios en la policía y la necesidad de que los actores políticos asuman que este tema no es un conflicto más, que no se arregla con más policías o sólo hechos político-comunicacionales y que se
requiere profesionalismo, tino, capacidad estratégico-política superior para buscar los caminos posibles de pacificación y de eficiencia policial para perseguir y castigar el delito. Eso tiene como pre-requisito, desterrar todo tipo de manipulación o generación de falsas pruebas, como única forma de recuperar el
prestigio y la credibilidad de la policía. A ello hay que agregar que la autoridad política debe garantizar que se actué con pleno resguardo de los derechos de las personas. Sólo eso puede comenzar a cambiar el cuadro de seguridad pública en la región.

 

- Es prioritario erradicar la violencia y poner el acento en la búsqueda de acuerdos y para ello se requiere concentrar los esfuerzos en resolver los problemas de fondo. Los datos indican que se han producido desde 2011 a la fecha 2.875 hechos de violencia y que el país se encuentra frente a la realidad de un
territorio con quema de iglesias, de camiones, de casas y de agresión directa a personas. Que eso no puede continuar parece ser la conclusión que tienen todos. El cómo lograrlo, todavía parece abordarse con un interés más político partidista. Este último hecho fatal debería entenderse como un llamado de
alerta para ingresar a un nuevo período. Todo indica que es fundamental continuar con los esfuerzos por avanzar en acuerdos que permitan traer paz y prosperidad a la Región.

- Sobre el nuevo intendente, Jorge Atton, se sabe sobre su conocimiento en telecomunicaciones, su rol en el directorio de TVN y que es oriundo de la Araucanía. Sin embargo, nada se conoce sobre su relación con el tema mapuche, ni de sus capacidades políticas para enfrentar tan difícil tema. Si este intendente logrará empatizar con la dinámica de diálogo que logró instalar el Ministro de Desarrollo Social y la Familia, Alfredo Moreno, es el gran punto suspensivo que se abre a partir de su designación.

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