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CRISIS EN CARABINEROS: ¿UN PROBLEMA O UNA OPORTUNIDAD?
21 diciembre, 2018

En la que claramente se ha transformado en la crisis más profunda vivida por Carabineros desde la recuperación de la democracia, el Presidente de la República le solicitó la renuncia al Director General de la institución, Hermes Soto, para lo cual deberá hacer uso -por primera vez desde que se creó- del artículo 104 de la Carta Fundamental que existe desde la Reforma Constitucional que impuso el ex Presidente Ricardo Lagos en el 2005. Y todo esto, porque el General Soto se resiste a dejar su cargo.

 

Por añadidura, otros 10 generales presentaron sus renuncias, los que se suman a los casi 40 altos oficiales que ya habían cesado en sus cargos en menos de un año. Todo esto, tiende a ahondar aún más una crisis que comenzó con el brutal asesinato de Camilo Catrillanca por la espalda y con una sucesión de mentiras y ocultamiento de pruebas que terminaron por crear un complejo cuadro para el gobierno y particularmente para La Moneda.

 

Lo cierto es que el cierre de un período que suele ser de “luna de miel” para los gobiernos, sorprende al Ejecutivo en un momento de alta tensión, aún cuando el Presidente Piñera insistió recientemente que le pondría “definitivamente una nota azul, de seis para arriba” a su primer año. (Revista Capital).

 

Probablemente nadie se imaginó el alcance que tendría la publicación de un tercer video que certifica el asesinato de Camilo Catrillanca. Lo que para la defensa de uno de los arrestados fue una muestra de colaboración con la investigación, se transformó en el detonante de una explosión que dejó en evidencia el deterioro de la autoridad del Director de Carabineros y que puso en jaque a la Moneda frente a una realidad que a no mediar decisiones radicales, deja aún más en el sillón de los acusados al propio Jefe del Gabinete de Gobierno, quien todavía arriesga una “Acusación Constitucional”.
Por más de un mes, el asesinato del joven comunero Camilo Catrillanca por parte de efectivos del GOPE de Carabineros, se ha convertido en uno de los hechos más complejos y duros para el Gobierno, cuyas consecuencias aún continúan en desarrollo. Ahora dependerá de La Moneda ver como convierte ésta crisis de carabineros en una oportunidad refundacional y modernizadora para terminar con la pesadilla de una institución que carga en sus espaldas con el peso de un escándalo económico, de las innumerables mentiras de la operación Huracán y el cobarde asesinato de un comunero mapuche.
Cuando el Gobierno buscaba mostrarse satisfecho por haber logrado cumplir con importantes metas en estos primeros meses, como alcanzar un crecimiento de la economía “en torno al 4%, más del doble que el Gobierno anterior”, según señaló el Presidente Piñera en su reciente visita a Singapur, lo cierto es que el 2018 se cierra con muchos más flancos abiertos de lo esperado. Y si la evaluación fuera una foto del momento, la actual Administración se encuentra enfrentando una crisis institucional y política que frustra, una y otra vez, los mejores propósitos y las más creativas iniciativas para retomar su agenda. Diferentes frentes presentan conflictos graves, como el caso de la Araucanía y otros francamente críticos, como el paro de los portuarios, parecen eclipsar cualquier logro y debilitan a una autoridad que se muestra, incapaz de gestionar los conflictos y obligada a sumirse en atender una contingencia que no le da tregua. Para muestra algunos “botones”:

 

– Esta segunda Administración de Sebastián Piñera asumió con gran impulso y energía, pero las cosas han cambiado, pese a que Chile alcanzó un crecimiento cercano a lo señalado por el FMI para nuestro país en su informe Perspectivas Económicas Globales de Octubre recién pasado, que proyectó un 4% para 2018 y un 3,4% para el 2019, el escenario económico y político internacional y nacional se ha complejizado, y no está fácil dar el ancho. Los números económicos positivos están muy lejos de reflejarse en el diario vivir de las personas. La realidad es que el empleo y los salarios no logran entregar a los chilenos algunas certidumbres y confianzas mínimas para incentivar el consumo y dinamizar, así, la economía. A lo menos así lo demuestran las percepciones sobre el desarrollo de la economía.

 

– El errático comportamiento del Ejecutivo respecto de la adhesión de Chile ante el Pacto Global para una Migración Segura, Ordenada y Regular de la ONU, en Marrakech que obtuvo el apoyo de 156 países, terminó precipitando una imagen de improvisación generalizada y un tema que parecía devolver el control de la agenda al Gobierno tras la crisis desatada por el caso Catrillanca, acabó con una abstención de votar por parte de nuestro país, discursos desalineados entre RREE e Interior y un nuevo desajuste al interior del oficialismo, donde Evópoli reafirmó la importancia de nuestra “tradición de multilateralismo” solicitando al Ejecutivo evaluar en el futuro “nuestra participación en el pacto migratorio, cuidando los intereses del país”.

 

– El resurgimiento de la ultra derecha a nivel global y el cercano éxito electoral de Bolsonaro, entre otros acontecimientos, tuvieron un efecto de reafirmación de la vigencia de las convicciones de una derecha extrema local, cuyo discurso reivindicador del período de la dictadura en Chile lidera José Antonio Kast, pero que es compartido, cada vez más abiertamente, por algunos sectores de la UDI e, incluso, de RN, como quedó de manifiesto con la ovación recibida por la Diputada Camila Flores al declararse “pinochetista” en un Congreso de la tienda . Esta “derecha sin complejos”, como se le ha denominado, tensiona a la coalición gobernante. La alternativa de un J.A. Kast crítico del Gobierno y capturando la adhesión de los sectores más duros, es un fantasma que crece. El triunfo de la Senadora Van Rysselberghe y sus guiños a Bolsonaro dan cuenta de un intento por contener esa fuga. Se pone, así, “cuesta arriba” lo que parecía ser el anhelo inicial del Mandatario de dejar por herencia, no solo un nuevo gobierno del sector, sino también a una derecha moderna y liberal en lo social y económico, distante de todo resabio de los años de la dictadura.

 

– Algunas líneas para la oposición: lejos de capitalizar el desgaste del Gobierno, el sector de la centro-izquierda continúa en un estado catatónico del cual, cada tanto, surge alguna voz para reaccionar a los errores del oficialismo. Incluso el Frente Amplio fue perdiendo su brillo inicial, al fragor de la política real. Sin propuestas de futuro, sin capacidad para convocar a los ciudadanos a un sueño de país y sin liderazgos determinantes, algunos incluso han vuelto a mirar a Michelle Bachelet lo que -no obstante sus méritos e innegable reconocimiento internacional- solo deja traslucir la desesperanza del sector de volver a constituirse en alternativa de gobierno.

 

– En las últimas semanas, el Presidente Piñera confiado, mucho más calmo y menos ansioso que en su Administración anterior, dio paso a un mandatario tenso, enojado e incómodo en sus últimas intervenciones. Sus Ministros de Estado perdieron el protagonismo del comienzo y ha regresado el Presidente que está en cada tema. Es evidente que su personalidad ganadora no termina por aceptar que se estén eclipsando sus logros y, lo que es peor, que el 2019 se aproxime con tantos conflictos sin resolver y con proyecciones nada auspiciosas. Atrás quedó su templanza inicial y ello, sin duda, solo puede generar nuevos errores. Si, producto del cuadro descrito, se acentúa una baja en su aprobación ciudadana, corren además serio peligro el apoyo y las lealtades de su propio sector, cuya unidad estará puesta a prueba crecientemente, tanto por sus diferencias de fondo como por las inminentes dinámicas de las próximas competencias electorales.

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