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ANÁLISIS COVID-19

27 de marzo 2020

Esta semana comenzó a tener impactos reales a nivel de contagio el COVID-19 en nuestro país. El aumento relevante de casos, así como la existencia de fallecidos, han hecho tomar al Gobierno medidas que parecían hasta hace unas semanas lejanas para Chile. Es así como se decidió establecer distintas barreras sanitarias en todo Santiago, como también al menos 4 comunas en otras regiones como Chillán, San Pedro de la Paz, Caleta Tortel y Puerto Williams, además de establecer cuarentena por siete días prorrogable en 7 comunas de la Región Metropolitana. Esta serie de medidas sanitarias se suman a una cantidad importante de decisiones a nivel económico, que van en la línea de asegurar los puestos de trabajo, otorgar liquidez a las PYME, y brindar subsidios a personas de menores recursos, a estas medidas se sumaron otras que van en el aplazamiento del pago de servicios básicos, con excepción del dictamen de la Dirección del Trabajo, el cual ha sido mal evaluado por muchos inclusive oficialistas. Sin embargo, las políticas adoptadas por ahora van en una línea similar a las diseñadas en Europa, tiene un cambio importante en lo que se refiere al último ítem, en Italia y Francia por ejemplo, donde existió una condonación de las deudas de los servicios, así como el congelamiento de otras obligaciones con el fin de alivianar la carga de pagos de las personas. Otro punto que llamó la atención y generó una importante polémica fue el dictamen realizado por la Dirección del Trabajo a través de un Oficio el cual dejaba en libertad a los empleadores para no realizar pago de sueldos cuando los trabajadores se ausentaban a causa del COVID-19. Si bien este mismo documento impedía el despido por este motivo, el no realizar pago de sueldos al mes inmediato otorga una serie de problemáticas que se verán al mediano plazo, entendiendo que esta urgencia tendrá su peak recién a finales de abril y faltando aún los meses de frío donde al virus existente se agregan otros como el sincicial y la influenza.

Este dilema que tiene Chile, entre Políticas Públicas económica-sanitaria lo tiene el resto del mundo. Por ejemplo, el Presidente Donald Trump durante toda la semana ha tratado de declarar que las decisiones que van en pos de cerrar locales comerciales y fábricas, están gatilladas por el aumento exponencial de casos en una semana, superando a China y España, faltando aun parte importante del tiempo para que crezca el volumen de personas contagiadas. Sin embargo, para Trump será Pascua  de Resurrección la fecha límite para la reapertura total del país. Lo mismo sucede con Jair Bolsonaro en Brasil, quien en los últimos días ha insistido en bajar el perfil de la gravedad del virus, similar a lo expuesto por el Presidente de México López Obrador, quien explícitamente solicitó a su país asistir a lugares públicos para continuar consumiendo, y que él decidirá cuándo decirles que tengan confinamiento. Esto contrasta con lo que sucede en Asia, específicamente China, país que hasta ahora abrió casi el 90% de su comercio, pero a la vez cerró la posibilidad de viajar hacia allá y cerró las fronteras, esto porque los casos importados se mantienen en aumento mientras que los contagios endógenos se mantienen en cero.

Adicionalmente, la Directora General del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, declaró este viernes 27 que el mundo ha ingresado en recesión, la cual sería peor que en 2008, sumó a esto que los mercados emergentes necesitarán US$ 2,5 billones para superar sus necesidades generales. A esta declaración se sumó Goldman Sachs que prevé que América Latina tendrá su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. En este escenario parte importante del globo aún no se encuentra en la peor parte de esta contingencia, que va más allá de lo sanitario, pues tendrá repercusiones económicas sin precedentes. Es por esto que los gobernantes hoy se encuentran en el dilema de tener que llevar a cabo aislamientos por periodos prolongados, pero conociendo las consecuencias cada vez mayores si esto continúa por largos periodos de tiempo. En paralelo, una vacuna que otorgue la solución definitiva para eliminar el virus, no solo parece no ser descubierta aún, sino además esta tomará meses en ser masificada inclusive en la población sana.

Las voces que otorgan una importancia al aislamiento de la población adulto mayor tienen fundamento hasta que existe una importante población joven contagiada que puede ser vector de la otra población. Son decisiones que deberán comenzar a diseñarse, para afrontar este nuevo escenario, el cual dista de terminar durante este año, porque como es de suponer el mundo no puede continuar “estancado” por un periodo muy prolongado.

Como han dicho algunos pensadores, este puede no ser el fin del sistema económico que conocemos, aunque será un hito para reflexionar sobre las nuevas prioridades a nivel de Políticas Públicas y de relación entre el mundo privado y la Sociedad. Tal como ocurrió en Chile desde el 18 de octubre de 2019, la elite política y económica no puede mantener las mismas decisiones, entre otros motivos por las consecuencias sociales que existirán posterior a esta contingencia, el impacto en esta línea de lo sucedido el año pasado se agudizará si lo económico termina superponiéndose a otras variables.

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